Mientras un día jugaba a las últimas novedades, empecé a meditar. Muchas de las mecánicas jugables ya las había visto en otra parte.
No recordaba donde, así que empecé a preguntar a amigos, a ver si a ellos les pasaba igual. Alguno me dijo que si aunque tampoco recordaba donde. La mayoría en cambio respondían que era la primera vez que veían algo así.
Tiempo más tarde, mientras jugaba en un emulador de Snes, recordé de donde venia ese vago recuerdo. De aquellos maravillosos juegos de antaño. Olvidados ya de mi memoria.
Así que decidí abrir este museo, donde se rendiría homenaje a aquellos juegos, que aunque muchos de ellos no sean grandes clásicos, aportaron su granito de arena para formar la gran industria que se ha convertido hoy en día el mundo del videojuego.
Sed bienvenido pues a este museo y observad las maravillas que hay en el.