Baldur’s Gate

Titulo : Baldur’s Gate
Año : 1998
Desarrolladora : Bioware
Plataforma :  PC
Género : Rol

Trasladar un sistema de juego como es el rol del papel a la pantalla, no es una tarea sencilla. Es cierto que, poniéndonos en sentido estricto, todos los videojuegos son juegos de rol, al fin al cabo, en casi ningún título, por no decir ninguno, somos el nosotros el protagonista, interpretamos un papel. Mas si nos ceñimos a lo que se entiende como juego de rol de mesa, un director de juego, unos dados, lápices y jugadores, es muy complicado trasladarlo.

No solo por el hecho de trasladar las reglas, que al fin al cabo no es tan difícil, la maquina puede hacer los cálculos de las correspondientes tiradas y comprobar los resultados en cuestión de segundos, lo difícil, es trasladar la ambientación y, sobre todo, el apartado de interpretación.

El juego de rol, pese a que esta constreñido por unas reglas, más o menos complicadas, dependiendo del sistema escogido, se basa como dice su propio nombre, en interpretar un personaje. Los jugadores tienen libertad absoluta para hacer lo que les venga en gana, siendo obligación del director de juego encauzarlos o ir variando la historia según los actos de los jugadores. Aquí es donde estaba el principal problema de los juegos de rol para PC, al forzarte a una historia, se conviertan en un mata-mata, atravesando mazmorras y consiguiendo tesoros, al menos, hasta que llego Bioware con Baldur’s Gate.

Pasaremos horas definiendo nuestro personaje

En una época que este género estaba de capa caída, pues la mayoría, salvo honrosas excepciones, no olvidemos la saga Ultima, eran atravesar una mazmorra y eliminar a todo bicho viviente, un claro ejemplo lo tenemos con Eye of the Beholder. En Baldur’s Gate, por el contrario, teníamos ante nosotros Costa de la Espada de Faerun, pues para nuestra sorpresa, el juego que nos ofrecía Bioware, tenía una traslación casi perfecta de las reglas de Dungeons & Dragons, haciendo que nos sintiéramos como si estuviéramos ante un director de juego.

Por supuesto, la libertad no es la misma, al fin al cabo estamos hablando un juego de PC, que no puede expandirse al infinito, pero la libertad que ofrece Baldur’s Gate es impresionante, pudiendo ser unos villanos o unos héroes. Pasar de la historia que se nos presenta o investigar quien había asesinado a nuestro padrastro. Y es que, como buena aventura de rol, el argumento se va desarrollando poco a poco.  Empezamos en un pequeño pueblo para acabar en la mismísima Puerta de Baldur, una de las ciudades más grandes de los reinos olvidados. Como aventureros, tendremos que investigar cual es el próximo paso a dar, nadie nos dirá por donde continuar ni que hacer, mas allá de unas pequeñas pistas. Al igual que ocurre en mesa, donde un buen director de juego solo desvela lo justo para crear atmósfera, pero no demasiado para que los jugadores se sientan guiados de la mano.

Al seguir a rajatabla las reglas de Dungeons & Dragons, con pequeñas variaciones para hacerlo más jugable delante del PC, no es lo mismo afrontar la aventura con un ladrón, un paladín, un mago o un clérigo. Al igual que será muy importante saber dónde distribuir nuestros puntos de habilidad o decidir si vamos a lo loco cortando cabezas, preferimos ser sigilosos o quizás usar la palabra. Aunque no olvidemos que al fin al cabo estamos ante Dungeons & Dragons, donde la acción es importante.

Los hechizos se veían brutales

Aunque sin lugar a dudas, lo que hizo que este juego entrara por los ojos, fue el Infinity Engine, que permitía mostrar Faerun como nunca había sido mostrado. Con una belleza admirable incluso a día de hoy, gracias a los parches en alta resolución que han realizado los fans. Y sin consumir demasiados recursos, pues este motor requería bastante poco para lo que mostraba, además de graduarse automáticamente, mostrando más o menos efectos visuales según la potencia de nuestros equipos. Nunca los hechizos se vieron tan bonitos, teniendo incluso su iluminación.

Mas, no todo el monte es orégano, y es que, pese a que Baldur’s Gate fue una revolución y es considerado como uno de los mejores juegos de rol de todos los tiempos, sus defectos son pocos y ninguno empaña la experiencia, la verdad es que es un juego un poco duro de jugar. Al interpretar las reglas de Dungeons & Dragons tan como venían en el manual de época, nos encontramos ante director de juego implacable. Normalmente, en cuando se juega en mesa, a menos que el director sea estoico, suele permitir repetir tiradas o no ofrece dificultades demasiado elevadas al principio del juego, todo en pos de la historia.  Baldur’s Gate al no poder adaptarse al jugador, hace que si sale mal una tirada o vayamos por un camino que no estemos preparados, podamos morir en los primeros compases del juego. Cosa que una parte da realismo al título. Es un mundo vivo. Si te metes en una cueva sin investigar que hay antes, es posible encontrarse una criatura que te devore si no vas bien equipado, pero por otra, hace que uno se pueda desesperar al inicio, pues lo cierto es que la curva de dificultad es elevada.

Aun así, si estás dispuesto a echarle horas al título, el juego es largo, y no desesperarte si mueres, afortunadamente podemos grabar en cualquier momento, te encontraras con una de las mayores aventuras que puede encontrarse uno delante del PC. Sobre todo, si juegas a su continuación y a la expansión, que puede considerar un solo juego. Y totalmente en castellano, así que no hay excusa.

 

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