Final Fantasy

Título: Final Fantasy
Año: 1987
Desarrolladora: Squaresoft
Plataforma: Nintendo, MSX
Género: Rol

Toda gran saga tiene unos inicios, algunas veces son recordados y otras quedan un poco olvidados.

Lo que nadie puede dudar es que esos inicios son muy importantes, incluso vitales para esa saga. Suelen definir las pautas de los juegos venideros e incluso experimentan con algunos conceptos que poco a poco se van desechando o diluyendo a través de las varias entregas.

El juego de hoy es un claro ejemplo de esto, en el podemos ver algunas de las principales características de la saga y algunos conceptos que fueron olvidados o desechados en juegos anteriores. Hoy revistaremos los inicios de la saga Final Fantasy, el juego que lo inicio todo.

Es cierto que hoy en día la saga Final Fantasy, no sea lo que fue en su día, pero nadie podrá negar que se ha ganado un lugar en olimpo de los videojuegos y un hueco en la historia.

Cuando empiece a jugar a esta primer entrega de Final Fantasy, lo que más sorprenderá al fan, es que apenas tiene historia. Algo tan característico dentro de la saga, como son profundos argumentos, aquí brillan por su ausencia.

Nada más empezar el titulo, este nos deleitara con la típica canción principal de la saga y una curiosa profecía :

 Un manto de oscuridad cubre el mundo. Los vientos cesan… los mares se agitan… la tierra se pudre.

Pero la gente espera a que se cumpla una profecía: «Cuando reine la oscuridad en el mundo, llegarán los cuatro Guerreros de la Luz.»

Tras una larga travesía, finalmente aparecieron cuatro jóvenes guerreros. En sus manos cada uno traía un Cristal…

Ese es todo el argumento del juego. Claro está que después, poco a poco se va desarrollando, pero no mucho mas. Nuestra misión es devolver la luz a los cristales elementales y descubrir quien está detrás de todo. En ningún momento se nos explica quienes son los héroes, sus motivaciones, ni porque llevan los cristales. Son héroes y punto, nada más importa, hacen el bien porque es su deber, punto.

Realmente la premisa del juego es muy básica, debemos ir a cada uno de los cuatro templos elementales, donde nos encontraremos un demonio elemental al que deberemos derrotar. Al hacerlo, el cristal correspondiente recuperara su luz y todo volverá a la normalidad.

Una vez derrotemos a los cuatro demonios, nos enfrentaremos al señor oscuro que está detrás de todo esto, en esta parte es donde el argumento se explaya un poco más, habiendo incluso un sorprendente giro de guión.

¿Que ocultara el misterioso Garland?

Lógicamente, no será llegar al templo y matar al enemigo. Para llegar a cada templo deberemos hacer una serie de misiones que nos permitirán avanzar. Al desarrollar dichas misiones, avanzaremos un poco en la trama, pero muy poquito. De hecho los personajes los creamos nosotros desde cero, algo muy típico del juego de rol occidental. Realmente las opciones de personalización son muy básicas, nombre y clase, pero es algo que ya poco veríamos en futuras entregas de la saga.

Solamente en Final Fantasy III, Final Fantasy V, Final Fantasy X-2  veríamos esta característica y en estos los personajes ya están definidos, solamente podemos ir cambiándoles de oficio durante el juego. Cosa que en Final Fantasy no pasa, una vez definamos clase, el personaje se quedara con esa y como mucho podremos evolucionarla.

Como es normal en este tipo de juegos, cada clase tiene unas habilidades y características típicas. Tendremos mago negro, mago blanco, mago rojo, guerrero, ladrón y monje, que podremos definir a nuestro gusto. Sin ningún problema podremos tener cuatro magos negros o cuatro guerreros, aunque lo optimo es tener un grupo equilibrado.

Curiosamente las magias tampoco las conseguiremos al subir de nivel, las tendremos que ir comprando. Lo único que se desbloqueara es el nivel máximo de magia, cosa que nos permitirá usar hechizos nuevos.

Lo curioso es que solo podremos tener tres magias por nivel, así que tendremos que usar la cabeza y decidir cual queremos. Algo muy puñetero sobre todo con el mago rojo, que puede usar las magias blanca y negra.

Al principio deberemos escoger la profesión de nuestros héroes

Si somos un poco avispados, nos habremos dado cuenta de que Final Fantasy bebe de dos fuentes muy claras. Una es Dragon Quest y otra es el juego de rol occidental, y es que la saga todavía debía coger su propio ritmo. No sería hasta Final Fantasy II cuando empezara a coger su propio estilo y en Final Fantasy IV cuando claramente lo definió, ya que curiosamente  Final Fantasy III volvió un poco a los orígenes, no teniendo casi argumento.

También podremos apreciar el toque occidental en su ambientación. Nada de steampunk ni diseños orientales, todos son claramente occidentales. Incluso nos encontramos con elfos y enanos, como si se tratara de un juego de rol occidental. De hecho Final Fantasy solo debemos matar enemigos y resolver quest para continuar. Nada de complicadas tramas ni escenas cinemáticas, los NPC está ahí solo para guiarnos y poco mas, algo muy parecido a las primeras partidas de Dungeon & Dragons.

La estructura es básicamente, pueblo-mazmorra. Llegamos a un pueblo donde tienen algo que necesitamos para continuar, nos piden un favor a cambio, nos dirigimos a la mazmorra, pasamos por todos sus pisos, derrotamos al enemigo final y a seguir. Así de simple.

Una de las numerosas mazmorras del juego

Esto dificulta un poco el juego, pues a veces no sabemos qué hacer. En algunos momentos no nos deja muy claro qué camino tomar, así que nos tocara dar vueltas por el mapeado hasta encontrar la mazmorra o buscar por los poblados en busca del NPC que nos guié. En este aspecto aventurero se ve claramente que bebe de Dragon Quest.

Quizás este defecto pueda cansar algunos, pero también le da un toque aventurero muy bueno. Y es que este juego, pese a no ser una obra maestra del genero, tiene algo que engancha. Incluso hoy en día, que ha quedado algo anticuado, es divertido como el primer día.

El juego es muy difícil y nos hará luchar mucho para subir de nivel, pues los enemigos son duros y los objetos, armas y magias muy caras. Pero aun así, hay algo que anima a continuar y es que el juego es muy dinámico. Una de las virtudes que tuvo Final Fantasy respecto Dragon Quest, fue dotar al juego de dinamismo y sencillez. Se dejo de lado los complicados menús para hacerlo todo con un simple botón, las batallas son rápidas y ágiles.

Excepto las grandes batallas contra jefes finales, el resto apenas duran un par de minutos como mucho. Una vez que tengamos nivel suficiente, los enemigos serán derrotados en pocos segundos. Además tuvo una importante mejora para la época, los combates se veían bajo una perspectiva lateral y no frontal.

No es de extrañar que en su época fuera un éxito y fuese el inicio de la gran saga Final Fantasy. No voy a engañar a nadie, el juego ha sido muy superado a día de hoy, pero sigue siendo un buen juego.

El estupendo remake de PSP mejora mucho los gráficos

La jugabilidad puede ser algo tosca para nuestros días, pero Final Fantasy es un juego que ha de ser jugado por cualquier fan de la saga. Es un ejercicio de arqueología digital muy recomendable, pues ayuda a conocer los inicios de la saga. Entender cómo es posible que este juego salvara a una compañía de la ruina absoluta hasta convertirse en lo que es hoy en día. Oirlos primeros trabajos de Nobuo Uematsu, tampoco tiene precio.

Y además que no tenéis excusa. Existen unos fantásticos remakes para Playstation,  PSP y Game Boy Advance, que dan un estupendo lavado de cara al juego, dotándole de unos bonitos gráficos.