Titulo : Populous: The Beginning
Año : 1998
Desarrolladora : Bullfrog
Plataforma : PC, Playstation
Género : Estrategia
Innovar dentro de una franquicia es una tarea ardua y difícil. Se tiene que ofrecer algo nuevo al usuario, pero a la vez encorsetado dentro de la seña de identidad de la misma, para que no sea algo totalmente diferente, pero tampoco un más de lo mismo, que acabe aburriendo a la larga.
Este es el problema con el que se encontró Bullfrog cuando se enfrentó a la tercera entrega de Populous, que encima no contaba con su creador Peter Molyneux en el equipo desarrollador. Tras dos entregas, expansiones, y un spin-off, Powermonger, la formula empezaba a quemarse. Populous había creado todo un género, el simulador de dios, pero estaba claro que no se podía continuar por el mismo camino sin que pareciera un refrito.
Así que Bullfrog tomo una decisión muy inteligente. En lugar de ser un dios, tendríamos que convertirnos en uno. Se situó la línea temporal de Populous: The Beginning, en una especie de precuela, y pasábamos a ser una chaman que lideraba su tribu. Su objetivo, derrotar a sus enemigos para finalmente, convertirse en un ser todopoderoso. Así de sencillo es la premisa.
Por supuesto, un Populous sin poderes divinos, no sería un juego de la franquicia. La chaman protagonista, tiene poderes semidivinos, con los cuales puede lanzar hechizos e incluso resucitar, si cuenta con fieles que crean en su poder. Otra característica propia de Populous.
El gran cambio que sufrió la franquicia, con esta tercera entrega, fue pasar del simulador de dios hacia la estrategia en tiempo real, combinando elementos de Populous y Powermonger. Pasábamos de ver todo desde una perspectiva divina, desde lo alto, como si fuera un mapa, a verlo desde un aspecto más terrenal. Los casi diez años entre el primer y el tercer juego, hacían que la tecnología fuera diferente, pudiendo mostrar un escenario en tres dimensiones, pero con personajes formados por pixels, para no sobrecargar el sistema.
El pasar de ver todo desde una perspectiva divina a una más humana, hizo que el jugador tuviera que adaptarse a la nueva jugabilidad, donde la gestión de hechizos y tropas es fundamental. Estamos ante un juego de estrategia que se centra básicamente en el combate más que la gestión de recursos y construcción de edificios.
Cada uno de los veinticinco niveles está diseñado a modo de puzle, básicamente para que el juego no se vuelva una mera batalla campal. Empezaremos con nuestra chaman, que ira adquiriendo poco a poco más poder y hechizos, mas unos pocos fieles, o a veces ni eso. El siguiente paso será luchar con el enemigo por los pocos recursos disponibles, siendo básicamente salvajes a los que hechizar para que pasen a nuestra tribu o la madera, para construir edificios, con los cuales podremos mejorar a nuestros guerreros, hacer fortificaciones o para conseguir más mana, necesario para lanzar hechizos y que viene de la fe de tu tribu en tu figura semidivina. Algo totalmente lógico. Si ya lo necesitaban los dioses en Populous, como no lo va necesitar una humana que aspira a ser uno más del panteón. Aquí es donde juegan su papel nuestras tropas.
Pese a tener grandes poderes, la chaman es básicamente una humana y es vulnerable. Sin su tribu no tiene nada a hacer. Serán los guerreros, los espías y los sacerdotes los encargados de protegerla y ayudarla en su misión. Ya sea rezando o usando sus puños. Aquí está la otra gran diferencia con Populous, pasábamos a solo poder interactuar con nuestros poderes divinos, a controlar tanto a la chaman como a nuestras tropas directamente, como cualquier juego de estrategia de la época.
La gracia está en que, al ser los recursos limitados, el planteamiento no consiste en abarcar recursos rápidamente y avasallar al enemigo. Tenemos que pensar bien nuestra estrategia, saber cómo dirigir a nuestras tropas, siendo algo decisivo la orografía del terreno. Enviar a nuestras tropas a través de un paso donde solo puedan pasar de una en una, puede suponer la muerte. Además, que podremos decantar la balanza gracias a la magia.
Tendremos disponibles toda clase de hechizos, sobre todo en los derroteros finales del juego, capaces de invocar tornados, tormentas, terremotos, volcanes, una nube de avispas o modificar el terreno, por ejemplo. Gracias a la magia podremos acabar con legiones de enemigos, destruir un poblado enemigo o cambiar el terreno en nuestro favor. Si creamos colinas, será más difícil atacarnos que si estamos en pleno valle. Nuestra cantidad de hechizos ira aumentando a través de las criptas del conocimiento, obeliscos y monumentos. Eso sí, habrá ir con cuidado, algunos hechizos solo se pueden usar un número máximo de veces por nivel. Y los niveles están pensados conforme a los hechizos que se tienen de base y los que se puede conseguir, siendo necesario estrujarse los sesos pensando cuando y como será más beneficiario usar cada hechizo.
Por supuesto, nuestra chaman no es la única de este universo. Pelear solo contra humanos normales sería un abuso. Cada tribu enemiga tiene su propia chaman, con sus hechizos y que competirá por conseguir los que haya por el mapa. Así que al igual que podemos invocar tormentas sobre los enemigos, podemos sufrir lo mismo en nuestras carnes. Y también puede resucitar si tiene suficientes fieles, como nuestra chaman. Para acabar con ella, no solo será necesario matarla, si no aniquilar completamente la tribu.
Como destruir la tribu rival durante todos los niveles sería muy aburrido, también tendremos otros objetivos, como por ejemplo resistir un asedio, reclamar las criptas del conocimiento antes que nuestro rival, combatir contra dos chamanes a la vez o acabar con el enemigo en un tiempo determinado. Tras los primeros niveles que nos servirán de tutorial para aprender la funcionalidad de los hechizos, la verdad es que nos encontramos con una variedad de misiones, que hace engancharnos al juego.
Y otro apartado que hay que destacar, es su modo multijugador, que ha estado vigente hasta no hace muchos años. Es una verdadera gozada batirse contra uno o varios rivales humanos, que sepan utilizar con inteligencia los hechizos, pues ha de reconocer que a veces, la inteligencia artificial peca de ser algo simple.
Populous: The Beginning puede que no agradara a algunos fans, y que su mecánica fuera algo simple respecto a otros juegos de estrategia de la época, pero se ha de reconocer que es, y sigue siendo, un divertido juego de estrategia, ideal para quien busque algo sencillo dentro del género, pero con suficiente profundidad para poder estar delante de la pantalla durante horas y horas.