Título : Battle Bugs
Año : 1994
Desarrolladora : Epyx, Inc.
Plataforma : PC, Playstation
Género : Estrategia en tiempo real
Videojuegos de estrategia militar los tenemos a cientos. De cualquier temática. Históricos, futuristas, fantásticos, ucrónicos. Por turnos, en tiempo real, combinación de ambos. Cualquier cosa que se les ocurriera a sus creadores.
Y es que en un mercado tan abarrotado, sobre todo en PC, no basta con una buena jugabilidad ni gráficos para sobresalir del resto. Es necesario algo diferente que llame la atención del público. Eso es lo que pensó Epyx al crear Battle Bugs.
Un cambio tan sencillo como cambiar humanos por insectos, hizo que como mínimo una parte del mercado, se interesara por el juego. Pues por fin teníamos algo diferente, que daba un respiro a nuestro sobresaturado paladar.
La premisa en sencilla, dos ejércitos compuestos por diferentes insectos, luchan por el territorio y los recursos, como suele suceder en todas las guerras. No obstante, al ser insectos, los lugares donde se desarrollara batalla serán sitios como el jardín o la cocina, siendo los recursos los restos de comida que dejan los humanos. Pues aunque los insectos son antropomórficos, para que sea más sencillo compararlo a tropas reales, siguen teniendo el tamaño que les correspondería.
Realmente en el juego solo nos encontramos dos tipos de misiones. Conquista y aniquilación. En las de conquista, hemos de capturar toda la comida que podamos, siendo tan sencillo como ponernos encima un tiempo determinado, evitando que el enemigo nos la arrebate y viceversa. En las de aniquilación, como su propio nombre indica, hemos de acabar con las tropas enemigas en un feroz combate.
Visto en perspectiva, puede que parezca pobre que solo haya dos tipos de misiones, pero en la época era bastante habitual, siendo básicamente nuestro objetivo acabar con el enemigo en todas las pantallas, habiendo alguna excepción.
La gracia de Battle Bugs está en sus unidades y cómo interactúan entre ellas. Cada ejército está formado por más una veintena de insectos diferentes, cada uno con sus propias características únicas. Tenemos desde hormigas, arañas, mosquitos, escarabajos hasta saltamontes.
En cada misión, tendremos las unidades establecidas, teniendo que apañárnoslas como podamos, siendo cada recurso realmente importante, pues en este juego no habrá grandes batallas, si no escaramuzas. Perder una sola unidad, que será irremplazable, puede suponer dar por perdida esa misión.
Por ejemplo, si enviamos una hormiga contra una araña, esta última nos destrozara a puñetazos con sus ocho patas. Tocará ponerse la gorra de general y pensar una buena estrategia, siendo necesario conocer que puede hacer nuestras tropas y como aprovechar el entorno. En este caso, la solución pasaría por hacer pasar a la araña por la miel del suelo, ralentizando sus movimientos, a la vez que usamos la habilidad de la hormiga de transportar objetos, para lanzarle una bomba que tenemos en el inventario.
El hecho de que Battle Bugs nos obligue ser milimétrico en nuestras acciones, hace que en ocasiones parezca más un juego de puzles que de estrategia y aquí es donde encontramos el principal problema del juego.
El título es divertido y nos va enseñando poco a poco como utilizar nuestras unidades, en las cincuenta y seis pantallas que compone el juego. Teniendo en todo momento la información necesaria en pantalla, pudiendo incluso pausar la acción cuando queramos, para pensar tranquilamente nuestras acciones. La cuestión es que tras unos simpáticos gráficos, nos encontramos con un juego realmente difícil.
Al verlo por primera vez, debido a la temática, sus divertidas animaciones y al no mostrar violencia explícita, puede parecer un juego para niños, pero es un juego exigente con el jugador. Cualquier fallo es castigado duramente.
En cualquier otro juego de estrategia, salvo alguna misión en concreto, se nos da un cierto margen para poder recuperarnos de nuestros fallos. Es cierto que a veces una mala decisión puede fastidiarnos la partida perfecta, pero suelen ser casos muy contados. En Battle Bugs suele ocurrir todo lo contrario, son raras las ocasiones en las que podremos darle la vuelta a la situación.
Afortunadamente el juego nos permite repetir una y otra vez cada misión. El problema es cuando nos encontramos una misión que se nos atragante. Al estar tan encorsetadas, termina siendo un ensayo y error, que planear una buena estrategia. Si conseguimos pasar ese escollo da más la sensación de haber resuelto un puzle que de ser una gran estratega.
Esta característica no hace mejor ni pero a Battle Bugs, pero sí que puede provocar que muchos jugadores se topen contra un muro de dificultad que les acabe frustrando o simplemente, encontrarse con algo que no es lo que esperaban. Por otra parte, si la propuesta acaba gustando, tendremos para horas y horas de diversión, siendo un juego realmente adictivo, deseando cual es el siguiente reto que nos propone el título.
Horas que se pueden alargar gracias a su modo para dos jugadores, bastante original, como el resto del título. Pues en una época que jugar por internet era casi imposible y crear una red local difícil, se optó por que ambos jugadores estuvieran en el mismo PC.
Para que esto sea posible, se utiliza un cronometro como en el ajedrez. Tras las impartir órdenes iniciales, donde primero va un jugador y después el otro, cualquiera de los dos puede pausar la acción para dictar nuevas órdenes a sus unidades, pero esto consume tiempo, así que hay que ser rápido y tener las cosas bien pensadas. Si nos quedamos sin tiempo habremos perdido.
Las misiones, son exactamente las mismas que las de un jugador, pero con pequeñas variaciones, con la gracia de que al ser otro humano, este podrá reaccionar de manera más rápida y si tendrá más peso una buena estrategia. La lástima es que no se pueda jugar un modo campaña entre dos jugadores, pues sería divertido ir viendo como la guerra se decanta de un lado a otro, según las victorias.
Battle Bugs, ya sea para su versión primigenia en PC o en Playstation, donde tuvo un lavado de cara a nivel visual, es un juego divertido y original, pero que requiere paciencia por parte del jugador. Siendo recompensado con un juego que puede llegar a tenernos horas delante de la pantalla.
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